Para el encuentro y el reencuentro. Análisis, reflexión y debate de temas sociales, políticos y culturales. Donde la poesía y la crítica conviven al ser presentadas con el sabor del fundamento.

viernes, 24 de agosto de 2012



 Darte un nombre 

En un principio darle un nombre a lo innombrable fue la parte más sencilla. 
¡Claro que hay diccionarios para escoger nombres!, pero la frase que nunca dijiste fue sutilmente escabullida entre gestos y eso le dio vida a un nombre que mis labios proclamaron con insistencia.

Un pliegue que se desdibuja es como la  huella corrediza e infinita. Quizás ayudó el hecho de saber que estarías y que no te irás, porque así somos. Seres humanos persistentes, y no conformes con ello nos empecinamos en darle a todo un nombre para nuestro convivir emocional. Andamos impregnados de kilómetros de vida sin recorrer y buscamos el modo de viajar a la velocidad de las transformaciones y las revoluciones internas, en lo que parece ser una curva vertiginosa semejante a la de las montañas rusas.

No obstante, subí y bajé, pero no te encontré. Ahora debo darte un nuevo nombre para poder llamarte. No he tenido suerte, aun no lo encuentro. Necesito un nombre que me recuerde los sonidos, las figuras y algunos otros sentires. Decidí buscarlo en clasificados de prensa, en los suburbios de la cuidad y en el sonido que me trae el mar. No estaba ni el rastro del tuyo. Y como sé que no te gustan las combinaciones, no trataré de entremezclar tu  nombre con un trozo de otro.
Voy a colgar de las alturas mis manos para que la brisa se encargue.
Espero lo haga... y pronto, porque quiero llamarte.

Construiré un sueño que aún no he soñado de verdad.
Llamarte por tu nombre a secas no es lo que quiero.  Así que si te quedas te daré un buen nombre. 


Autora: América Parés F.

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