Para el encuentro y el reencuentro. Análisis, reflexión y debate de temas sociales, políticos y culturales. Donde la poesía y la crítica conviven al ser presentadas con el sabor del fundamento.

jueves, 27 de junio de 2013

Expediente universitario

por: América Parés F.
Al compás de la movida estudiantil y academicista, hoy en Venezuela la preocupación de algunos y la ocupación de otros es una vertiente del tema de las mejoras salariales.  Y  es que indiscutiblemente, a poco más de dos meses de la elección presidencial y la juramentación del actual Presidente Nicolás Maduro, el ambiente puede verse reactivo y conspirativo. Y no lo digo al azar, hablo con responsabilidad sobre el reaccionar político que flota en el ambiente.

       Se nos presenta hoy una “insurrección” en uno de los cinco países que posee actualmente una de las tasas más altas en cuanto a matrícula universitaria se refiere, y que desde el año 1999 ha ratificado su compromiso con la educación como derecho humano, reflejándose así en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la cual, como en ninguna otra, garantiza los derechos educativos y expresar que su impartida en las instituciones del Estado es gratuita, desde el nivel maternal hasta el pregrado universitario. 

    ¡Vaya privilegio este! Nuestros hermanos y compañeros chilenos, colombianos y mexicanos ya podrán imaginarse lo que significa esto en pleno escenario mundial, donde en sus propios gobiernos han hecho desmanes con la educación universitaria para continuar privatizándola, y ni hablar de aquellos gobiernos europeos o estadounidenses que no dan la cara por sus pueblos, pero sí intentan justificar lo injustificable, tratando de salvar bancos por encima de la salud y la educación.


     Tal parece que atreverse a decir que "se socavaron las arcas", "se desviaron los fondos" o que "los presupuestos fueron mal empleados" es una insolencia de primera. Pero, insolencia o no, hay que decirlo, pues es así como por sobre toda una comunidad universitaria se han aglutinado una serie de medidas con más desaciertos que aciertos. Entre huelgas y concentraciones unos exigen “Aumento justo ¡YA!”, otros solamente “¡No más paro. Clases YA!” ; y unos más “Intervención”. 

Cortesía: diario Panorama

   
         En el Alma Mater de la Universidad del Zulia, una de las instituciones con mayor peso educativo en Venezuela, el selecto grupo de autoridades que la componen se levanta de su cúspide para señalar al Estado de todos los reclamos que viene exigiendo su propia comunidad universitaria, en cuanto a presupuestos y salarios. 

        No obstante, son estas mismas autoridades quienes no terminan de dar memoria y cuenta de los recursos recibidos y encasillan el asunto sin asumir la responsabilidad que poseen en temas perfectamente verificables, como por ejemplo, las tristes y sombrías obras inconclusas que adornan como cementerio a la ciudad universitaria. 


            Por un lado, la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela (Fapuv) convoca asambleas donde últimamente –por no decir únicamente- se discute sobre los sueldos y dejan engavetados problemas como los contenidos o mallas curriculares. Mientras que por el otro lado, sólo la Federación Nacional de Sindicatos de Profesores de Educación Superior de Venezuela  (Fenasinpres) rechaza la medida de “cese de actividades académicas”. La Fapuv ni por LUZ, Apuz, han participado en las mesas de diálogo, ya que sólo estuvieron como observadores y al considerar una burla la propuesta de aumento salarial se retiraron.


         Los estudiantes conscientes jamás hemos estado en desacuerdo con que los profesores universitarios (los responsables y calificados) perciban salarios justos, al igual que el resto del personal, todo lo contrario, estamos completamente a favor. Lo que nos parece errado son ciertas medidas como las “huelgas de hambre” o cocerse los labios, porque sabemos bien que eso atenta contra la vida humana y no lleva al diálogo. 


        El Ministerio para la Educación Universitaria  (MPPEU) ha dispuesto mesas de trabajo, pero mientras esos acuerdos se logran unos cuantos buscan una orientación distinta al tema educativo, apuntando a lo mediático para emprender medidas más “radicales”. Sería propicio que se haga una revisión de nóminas y contratos, que se detallen los procesos para los cupos en carreras como Medicina, por ejemplo; examinar -con carpetas y facturas en mano- lo qué se hace o deja de hacer con el presupuesto; así como conocer los procedimientos reales para quien aspira a un cargo como docente. 


         Pongamos los puntos sobre las íes. Vayamos a una intervención exhaustiva que constate la situación de fondo y se puedan aplicar los correctivos adecuados. Por años las autoridades se han valido de la autonomía y ahora el tema llega a su tope al más puro estilo de las agendas programadas de desestabilización psicosocial. Ahora más que nunca estas matrices del conflicto tienen un trasfondo que se disputa entre la política central y los intereses particulares.

        ¿Pensar en sumar huelguistas? Sumemos, escojamos y materialicemos buenas ideas, que contengan soluciones tangibles y sean acertadas para la mayoría. Sin exclusión ni politiquerías que sólo nos ahogan en expedientes oscuros.